Ja fa unes setmanes que està corrent una veu d’alarma sobre la pujada dels preus de certs productes alimentaris considerats bàsics com ara l’arrós i altres cereals. Aquesta crisi ja afecta a aquelles regions del planeta més empobrides econòmicament parlant. A rebelion.org, trobem alguns articles que profunditzen en les arrels d’aquesta nova crisi i critiquen el tractament mediàtic que està tinguent.
Las causas del estallido son múltiples, pero globalmente obedecen a dos incentivos económicos. Por un lado, una especulación de repliegue sobre los géneros alimentarios tras la crisis de las hipotecas de riesgo, y por otra la producción de agrocarburantes y el calentamiento climático. Sin embargo, hay periodistas que responsabilizan en sus artículos a las autoridades africanas de las catastróficas políticas alimentarias, como si no supieran que las políticas agrícolas del Sur están sometidas a las directrices del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los Acuerdos de Asociación Económica (AAE). Quienes condicionan la opinión pública hacen gala de una ligereza sospechosamente escorada. Por ejemplo, en la prensa escrita belga leemos: «Muchos países del continente [africano] importan alimentos en vez de producirlos porque las autoridades locales dan prioridad a los cultivos de exportación para cobrar divisas que les permitan comprar lo que no producen». Curiosa síntesis. Tan curiosa como simplista, porque como quien no quiere la cosa exculpa las políticas neoliberales de privatización y planes de ajuste estructural (PAE) impuestas desde hace treinta años por las instituciones financieras internacionales y los gobiernos del Norte al resto del mundo.